Juan era un habitante de MuñoGalindo. Un pequeño pero populoso pueblo de la zona de Avila cercana a la pequeña sierra del toro en cuyas crestas antaño cabalgaron, eso dicen, los bandoleros españoles de mas fama y fortuna.
Pero es mas importante destacar que a Don Juan se le conocía como Don Digo desde la guerra civil y la entrada de las tropas de Franco por el pueblo. Un lugar en el que por aquel entonces ondeaba en el balcón del Ayuntamiento la bandera tricolor de la república.
Claro, cuando esos soldados envalentonados por las victorias, se pararon en el centro de la plaza del pueblo, frente al Ayuntamiento, todo uniformados, todo armados y dedicaron su primera mirada a la bandera ondeante, se produjo un misterioso silencio, entre un total de mas de mil quinientos soldados formados en batería de a cuatro que se rompió cuando en la puerta del ayuntamiento una voz de un cuerpo sentado en una silla castellana les dedicó una pregunta a las visitantes...
"¡A ver que se les ofrece!... ¿vienen ustedes de cacería?
Una carcajada común entre pequeños cuchicheos devolvió al preguntón el ruido que precede a una o varias respuestas...
Al parecer un militar, con gorra de plato y muchas estrellas, que debía de ser el que más mandaba, se acercó, junto con otros dos militares de gorra de plato, a Juan y casi atropellándose le comenzaron a gritar ¡Tú! comunista ¿no sabes quienes somos? Juan responde sin mirar pero apartándose de los tres militares llevándose su silla ..."¡Digo!.
El general al mando se aproxima a Juan y sin mirarlo le pregunta ¿Usted es imbécil?...Juan contesta apartándose del general ...¡Digo!.
El General se da la vuelta con el bigote encendido y se dirige a sus dos lugartenientes y en "petit comited" comenta algo señalando al balcon y la bandera.
Seguidamente vuelve a la carga y se acerca a Juan para volver a acosarlo con nuevas preguntas...
¡Eh, Usted! ¿No saben que la guerra la ganaron los nacionales?.
Juan se vuelve y comenta ¿que guerra?... aquí no sabemos nada...señor general. Nosotros no queremos saber mas que de caza y de campo de ahí que le pregunte si ustedes vienen a cazar porque yo soy el encargado de las licencias en los terrenos del coto.
El General, violentado le empuja y le grita. ¡Usted no me estará vacilando! ¿verdad? a lo que Juan desde su trono castellano le contesta mirandole por encima del hombro ¡Digo!..
El general moviendo el vigotre en tic se dirige a sus lugartenientes y sin mirarlos señala la bandera republicana y grita.
Suban y quiten esa bandera de perdedores...
Juan, mirandose los dedos de una mano, comenta ... va a ser que no.
¡Como!, le grita el general pistola ya en mano...
Mire señor general es imposible quitar esa bandera.
¡Esa bandera la quitan mis cojones!, contesta un general estirado, cara a la galería.
Juan al unisono comenta ¡Digo!
Y el mismo militar estirado le pregunta ... ¿donde esta el traidor que hace de alcalde?
Juan le dice: "si mete usted diez gallinas y un gallo en una habitación con una ventanilla. ¿dígame usted, señor general, quien saldrá primero?"
El general, nervioso, contesta mirando a sus dos tenientes... ¡y a mi que me importa!
¿No ha preguntado por el señor alcalde?... pues la respuesta esta en la solución...
Uno de los tenientes se acerca al general y le comenta.... "las gallinas".
¿Como?, responde el general.
Señor, Las gallinas saldrán antes porque el gallo ha de cuidar de todas ellas, "vuelve a comentar el teniente".
El General, se gira hacia el inventor del acertijo y comenta : "Dice mi teniente que las gallinas".
Juan, moviendo un palillo en la boca, suelta ..." mal van"
¿Como? preguntan los militares acercándose hacia Juan.
Digo que esa no es la solución, que son ustedes poco ingeniosos. ¿Dicen que vienen de una guerra y que la han ganado? ...
"los militares no se creen lo que están escuchando".
Juan prosigue.. Les voy a ayudar y así podrán encontrar lo que buscan...
Juan, se queda parado y vuelve a preguntar, ¿ustedes de caza nada de nada verdad?.
El general guarda la pistola y le increpa. ¡Vamos imbécil termina ya!, ¿quien sale el primero?.
Entonces se genera un silencio expectante entre toda la tropa, pendiente de la solución...
Ninguno, comenta Juan, moviendo el palillo de lado a lado de su boca. Entonces aparece un murmullo que se rompe con la voz del teniente mas joven.
¿Ninguno?, ¿te estas cachondeando?, ... juan sin mirar responde ¡Digo!. y con ello sigue comentando. El gallo no dejara salir de la habitación a ninguna de las gallinas hasta que éstas pongan al menos un huevo que deberán encubar una por una. Así que, el gallo, se pondrá en el hueco de salida y no se moverá. Solo saldrán cuando el paisano habra la puerta y las gallinas tengan espacio para escapar del dominio del gallo.
Y eso que significa... pregunta el general. Mandando a un pelotón a quitar la bandera.
¡Digo! suelta el palles por la boca y cuando va a seguir uno de los soldados le grita al general...Mi general no podemos acceder a la claraboya ¡está atorada!
Juan, sin levantarse, asiente, ¡ya le dije que era imposible quitar la bandera!.
¡Es que va a ser imposible hacer lo que se ordena!, gritó el general a sus tropas... Tiren el edificio si es necesario y tu cafre de mierda dime ahora mismo donde está el traidor del alcalde...¡vamos!
Juan, sereno, escupe el palillo y comenta "¡Digo!" y todo queda en silencio.
El General se da la vuelta levanta la cabeza mirando al cielo y a través de un movimiento de negación miran a sus tenientes y les dice: "no le doy un tiro a este tonto por lo tonto que es, así que ustedes se van a encargar de sonsacarle donde se encuentra el traidor del alcalde"...
¡Quiero esa información para dentro de diez minutos!
Y con paso firme se pierde entre la tropa lejos de la vista de Juan..
La voz fuerte de un teniente hace que juan se gire para escuchar... "Solo y por una vez te voy a hacer una pregunta, ¿has entendido?, juan, muy atento dice ¡Digo!.
¡Joder con el digo!, es que no le entiendo, le dice un teniente al otro ... "Vamos a ver, dice el teniente rascándose la cara con la pistola, ¿donde esta el traidor alcalde?".
Juan que no deja de mirar el cañón de la pistola del joven teniente le responde..."junto al gallo. Entonces el teniente, nervioso y sonriente, delante de toda la tropa le pone la pistola en la cabeza, la arma y se prepara para disparar... La tensión se inflaba como un globo descontrolado y nada hacia preveer que el destino fuera a quebrar la estupidez del teniente...
Entonces aparece el general y gritándole dice ¡Que asco de rojos! y que asco de inútiles ni bandera, ni alcalde, ni nada. Se dirige a los subordinados y gritando con voz seca, mas bien humillada les dice: " ¡atención!, ¡vamonos lejos de este pueblo de rojos tontos a los que no merece la pena ni disparar... bastante cruz pesa sobre ellos!
Así y de la misma manera que empezó, los militares fueron saliendo del pueblo. Aquellos que habían ganado la guerra, gerra que no llegó nunca a Muñogalindo, donde Juan Perniles, Alcalde del pueblo, mas conocido como Don digo , evitó, al tener escondidos en el interior del ayuntamiento a todo el pueblo, que la guerra hubiera seguido llenando de muertes la historia...
Cuando las gentes del pueblo salieron del ayuntamiento y le preguntaron a Juan que es lo que había sucedido, noblemente, moviendo el palillo de lado a lado de su boca respondió mirando al tejado... ¡Digo!...
Pero es mas importante destacar que a Don Juan se le conocía como Don Digo desde la guerra civil y la entrada de las tropas de Franco por el pueblo. Un lugar en el que por aquel entonces ondeaba en el balcón del Ayuntamiento la bandera tricolor de la república.
Claro, cuando esos soldados envalentonados por las victorias, se pararon en el centro de la plaza del pueblo, frente al Ayuntamiento, todo uniformados, todo armados y dedicaron su primera mirada a la bandera ondeante, se produjo un misterioso silencio, entre un total de mas de mil quinientos soldados formados en batería de a cuatro que se rompió cuando en la puerta del ayuntamiento una voz de un cuerpo sentado en una silla castellana les dedicó una pregunta a las visitantes...
"¡A ver que se les ofrece!... ¿vienen ustedes de cacería?
Una carcajada común entre pequeños cuchicheos devolvió al preguntón el ruido que precede a una o varias respuestas...
Al parecer un militar, con gorra de plato y muchas estrellas, que debía de ser el que más mandaba, se acercó, junto con otros dos militares de gorra de plato, a Juan y casi atropellándose le comenzaron a gritar ¡Tú! comunista ¿no sabes quienes somos? Juan responde sin mirar pero apartándose de los tres militares llevándose su silla ..."¡Digo!.
El general al mando se aproxima a Juan y sin mirarlo le pregunta ¿Usted es imbécil?...Juan contesta apartándose del general ...¡Digo!.
El General se da la vuelta con el bigote encendido y se dirige a sus dos lugartenientes y en "petit comited" comenta algo señalando al balcon y la bandera.
Seguidamente vuelve a la carga y se acerca a Juan para volver a acosarlo con nuevas preguntas...
¡Eh, Usted! ¿No saben que la guerra la ganaron los nacionales?.
Juan se vuelve y comenta ¿que guerra?... aquí no sabemos nada...señor general. Nosotros no queremos saber mas que de caza y de campo de ahí que le pregunte si ustedes vienen a cazar porque yo soy el encargado de las licencias en los terrenos del coto.
El General, violentado le empuja y le grita. ¡Usted no me estará vacilando! ¿verdad? a lo que Juan desde su trono castellano le contesta mirandole por encima del hombro ¡Digo!..
El general moviendo el vigotre en tic se dirige a sus lugartenientes y sin mirarlos señala la bandera republicana y grita.
Suban y quiten esa bandera de perdedores...
Juan, mirandose los dedos de una mano, comenta ... va a ser que no.
¡Como!, le grita el general pistola ya en mano...
Mire señor general es imposible quitar esa bandera.
¡Esa bandera la quitan mis cojones!, contesta un general estirado, cara a la galería.
Juan al unisono comenta ¡Digo!
Y el mismo militar estirado le pregunta ... ¿donde esta el traidor que hace de alcalde?
Juan le dice: "si mete usted diez gallinas y un gallo en una habitación con una ventanilla. ¿dígame usted, señor general, quien saldrá primero?"
El general, nervioso, contesta mirando a sus dos tenientes... ¡y a mi que me importa!
¿No ha preguntado por el señor alcalde?... pues la respuesta esta en la solución...
Uno de los tenientes se acerca al general y le comenta.... "las gallinas".
¿Como?, responde el general.
Señor, Las gallinas saldrán antes porque el gallo ha de cuidar de todas ellas, "vuelve a comentar el teniente".
El General, se gira hacia el inventor del acertijo y comenta : "Dice mi teniente que las gallinas".
Juan, moviendo un palillo en la boca, suelta ..." mal van"
¿Como? preguntan los militares acercándose hacia Juan.
Digo que esa no es la solución, que son ustedes poco ingeniosos. ¿Dicen que vienen de una guerra y que la han ganado? ...
"los militares no se creen lo que están escuchando".
Juan prosigue.. Les voy a ayudar y así podrán encontrar lo que buscan...
Juan, se queda parado y vuelve a preguntar, ¿ustedes de caza nada de nada verdad?.
El general guarda la pistola y le increpa. ¡Vamos imbécil termina ya!, ¿quien sale el primero?.
Entonces se genera un silencio expectante entre toda la tropa, pendiente de la solución...
Ninguno, comenta Juan, moviendo el palillo de lado a lado de su boca. Entonces aparece un murmullo que se rompe con la voz del teniente mas joven.
¿Ninguno?, ¿te estas cachondeando?, ... juan sin mirar responde ¡Digo!. y con ello sigue comentando. El gallo no dejara salir de la habitación a ninguna de las gallinas hasta que éstas pongan al menos un huevo que deberán encubar una por una. Así que, el gallo, se pondrá en el hueco de salida y no se moverá. Solo saldrán cuando el paisano habra la puerta y las gallinas tengan espacio para escapar del dominio del gallo.
Y eso que significa... pregunta el general. Mandando a un pelotón a quitar la bandera.
¡Digo! suelta el palles por la boca y cuando va a seguir uno de los soldados le grita al general...Mi general no podemos acceder a la claraboya ¡está atorada!
Juan, sin levantarse, asiente, ¡ya le dije que era imposible quitar la bandera!.
¡Es que va a ser imposible hacer lo que se ordena!, gritó el general a sus tropas... Tiren el edificio si es necesario y tu cafre de mierda dime ahora mismo donde está el traidor del alcalde...¡vamos!
Juan, sereno, escupe el palillo y comenta "¡Digo!" y todo queda en silencio.
El General se da la vuelta levanta la cabeza mirando al cielo y a través de un movimiento de negación miran a sus tenientes y les dice: "no le doy un tiro a este tonto por lo tonto que es, así que ustedes se van a encargar de sonsacarle donde se encuentra el traidor del alcalde"...
¡Quiero esa información para dentro de diez minutos!
Y con paso firme se pierde entre la tropa lejos de la vista de Juan..
La voz fuerte de un teniente hace que juan se gire para escuchar... "Solo y por una vez te voy a hacer una pregunta, ¿has entendido?, juan, muy atento dice ¡Digo!.
¡Joder con el digo!, es que no le entiendo, le dice un teniente al otro ... "Vamos a ver, dice el teniente rascándose la cara con la pistola, ¿donde esta el traidor alcalde?".
Juan que no deja de mirar el cañón de la pistola del joven teniente le responde..."junto al gallo. Entonces el teniente, nervioso y sonriente, delante de toda la tropa le pone la pistola en la cabeza, la arma y se prepara para disparar... La tensión se inflaba como un globo descontrolado y nada hacia preveer que el destino fuera a quebrar la estupidez del teniente...
Entonces aparece el general y gritándole dice ¡Que asco de rojos! y que asco de inútiles ni bandera, ni alcalde, ni nada. Se dirige a los subordinados y gritando con voz seca, mas bien humillada les dice: " ¡atención!, ¡vamonos lejos de este pueblo de rojos tontos a los que no merece la pena ni disparar... bastante cruz pesa sobre ellos!
Así y de la misma manera que empezó, los militares fueron saliendo del pueblo. Aquellos que habían ganado la guerra, gerra que no llegó nunca a Muñogalindo, donde Juan Perniles, Alcalde del pueblo, mas conocido como Don digo , evitó, al tener escondidos en el interior del ayuntamiento a todo el pueblo, que la guerra hubiera seguido llenando de muertes la historia...
Cuando las gentes del pueblo salieron del ayuntamiento y le preguntaron a Juan que es lo que había sucedido, noblemente, moviendo el palillo de lado a lado de su boca respondió mirando al tejado... ¡Digo!...