Imagínense una charla entre ancianos. Una línea tibia por donde los comentarios, de los viejos del lugar, que son siempre los que raspan la historia , envuelven en ropaje de leyenda, el contenido histórico entre verdades a medias y fantasías verdaderas. Imagínense que esta narración es una pequeña fracción de una de tantas charlas en las que la leyenda es o tiene mas importancia que la verdad histórica sencillamente porque es mas bello lo contado sin espinas aunque aparezca en el relato la sangre necesaria. Imagínense una bella historia que puede servir de ejemplo para los que miran y no ven, también para los que ven y no hacen y de igual manera para los que sin mirar ni ver luchan apasionadamente toda una corta vida, la suya, para que todo siga como está y en el lugar que corresponda. Sin deterioro, sin desidia por estupideces, sin inoperantes actuando como intelectuales con poder y sin cerebro y sin destructores de los que brota sencillamente la sonrisa de la destrucción de la raíz de muchos porqués de nuestra historia. Quizás esta sea una peculiar historia, escrita al revés. Algo rara. Un segmento de Leyenda con dos protagonistas. Dos piedras singulares, las mas bellas, que colocadas en el pórtico de entrada del Palacio Real y entre silencios, observan lo que acontece. Para apresar sus contenidos y guardarlos en su interior en conversaciones posteriores. Estas se llaman Anglér y Anclar. La Primera es la conciencia. La parte noble del destino. Es la presa fácil para cambios drásticos. Es en resumen la piedra mas valiente que jamás se echa hacia atrás. La segunda, es la razón. El conocimiento absoluto de los procedimientos. Algo mas cobarde porque en su interior solo hay lugar para los movimientos medidos y la organización perfecta. Todo esta preestablecido entre unos cánones entendidos como de reservada moralidad. Su posición en la columna es, Anglér, encima. Como sujetándola, debajo, Anclar. Y ambas en la línea media de la columna central de los soportales de la puerta principal de entrada al Palacio Real aquí en Aranjuez. Los testigos directos de todo el que con su soberbia intenta figurarse que se aproxima a la historia y la verdad que lo único que hace es formar parte de un fastuoso convidado de piedra que tiene mucho que decir, pero en silencio. Les dejo sin mas con la conversación entre Anglér y Anclar...., que disfruten. Todo queda para el buen entendedor, por ser puente entre la desidia del inoperante y la sinrazón del destructor. |
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Comienzo
Acaba de salir el día. De sus tinieblas emerge la luz y da al paisaje de Aranjuez tonos de color ceniza. Son las ocho de la mañana.
El patio de Palacio aún está solo. Ni un alma ha querido ser el primero. Nadie, excepto la piedra, se encuentra contemplando la luz desde este lugar... es momento de conversaciones...
Anglér mirando fijamente a anclar... La vida se me acerca de vez en cuando. En ella de forma automática siempre suprimo lo que el futuro, a simple vista contiene, en el primer contacto, la primera mirada, el tímido eco del primer sonido. Esto me lleva a sentirme cada vez menos ilusionado y a ir perdiendo el miedo en el distinguir cuando me moriré de cuando me mataré.
Anclar, sin movimiento despierta de su meditación y contesta....
Quizás sea tu forma de mirar los partos, lo que te hace cada vez mas invisible entre las pasiones. Quizás sea que naciste mas muerto que vivo y lo poco de esa vida regalada se te ha ido perdiendo en el tiempo por un roto del saco de tu vida.
Anglér, sacando el cuello por una grieta, le responde...
Tengo la sensación de ser estúpido, pero no me dejo llevar por las conciencias ajenas, no quiero que nadie, ni siquiera tu, me diseñes un estado confuso en el que la vida tenga mas sentido que la muerte.
Anclar, imperturbable, mirando al horizonte. Buscando el primer visitante...
Si no estuvieras tan borracho de odios y de ganas de ser un filósofo incomprendido y ajusticiado, te dejaría en paz, pero donde tu tienes cruzado los cables es en ti mismo, en tu entendimiento, en la forma de razonar la pérdida de apetito en cuestión de pasiones que te ha hecho ser del mármol mas oscuro y duro.
Pero que te crees, que tras tu desaparición la vida va a producir un crac por tu funeral simbólico. La vida continúa a pesar que muchos de nosotros, en muchos instantes, intentamos que pare, se estacione y calmada por la constante velocidad a la que se auto somete, comience de nuevo. Como no es posible vivimos lo que nos regala, deja o prepara, la existencia.
Anclar, como furioso, se excita tanto que hace que sus caras suden el rocío contenido...
Así está el mundo, todo esclavizado. Asesinos sin sospecha, ladrones robados, pecadores que no les importa la condena y vírgenes fanáticas, inundadas de religión y símbolos a adorar. Dinero y costumbres implantadas. Sangre en las venas. Dolor por amor.
Anglér, tras un espacio de tiempo en silencio, como intentando rescatar toda la atención de Anclar, intentando dominar el ritmo, cauto contesta... La vida, tiene que comenzar como el apetito, de repente pero sin olvidar el horizonte de donde proviene. Es más, cuestionar que nuestra oscura realidad de vida se centra en el interior de la historia, entre Reyes , un palacio hermoso y un convidado de piedra que nos da fama, y reunión de culturas, es repetir hasta la saciedad el amor y el odio que nos sumerge en el día a día. ¿Dónde?, entre nuestras ruinas. ¿El motivo?, para rememorar nuestros propios ancestros cautivos en el recuerdo. Y así poder vivir entre tanta figura.
Es necesario haber nacido saciado entre todos estos trozos de piedra, compañeros nuestros de por vida. Aquellos que a lo largo del tiempo serán nuestros confidentes y los únicos a quien por el momento podremos desear mas que a nada puesto que son vida solamente.
Este es el talón de Aquiles de todos mis males. Saber que soy y no soy ese espíritu eterno que entre pergaminos e imágenes importantes formo parte de un todo que escucha y no huye. Que encima es amante del tiempo y buen consejero.
Angler, sigue, tras hacer una parada por divisar un punto, en movimiento, al fondo, junto a la valla verde de entrada al patio... ¿algún visitante?...
...que solo tiene un enemigo y que éste, es hembra. Buena, lozana, salvaje, imperturbable y corrosiva dama, dueña de todos los “tempus” atmosféricos. Sabes de quién hablo, si, de la naturaleza. Que con su paso del tiempo a mi no me consigue envejecer pero me rompe con juegos de agua y brisas frías.
Por eso es por lo que he decidido morir. Y hacerlo entre lo que los seres vivos contemplan y a mi manera. Sin que la tensión de perdurar me estreche entre las largas manos del deseo de seguir expectante, viendo ir y venir a generaciones por estos lugares llenos de faisanes y piedras de colmenar, amontonadas con infinita delicadeza y sabiduría, dejando los rincones bellos de cunas de arte y figuras monosilábicas ya famosas entre los habitantes.
Figuras muertas en vida, que como actores de reparto confunden al visitante con sus posturas y sus leyendas. Además de sus grietas que es por donde la piedra quiere y puede expresar sus verdaderos sentimientos. Su rencor hacia el escultor que la desnudó del manto general y la puso frente a la luz para bailar con la naturaleza una danza, casi interminable. Su rencor hacia el inoperante dueño que no supo ni sabe, qué dice la piedra. Cuanto menos como tratarla. Y su rencor hacia el visitante que solo ve en la piedra lo exterior, dejándose la salsa del interior, chorreante de verdades ilustres, consejera de una historia escrita entre la luz y en el tiempo.
Anclar, se gira rápidamente y con la sorpresa de haber encontrado la verdad le grita a Anglér...
Entonces es por eso. Por el miedo a perecer. ¿Es que no hay fuerzas suficientes entre todo eso grupo muscular de fuerza de tu contorno, entre toda la sabiduría acumulada, entre todas las ganas contenidas de querer seguir observando el vivir cotidiano?.
Anclar, para. Toma fuerzas y respira para coger mas aliento y sigue...
¿Es que quieres morir como un humano vencido y convencido? No es el mejor camino el suicidio para el descanso. Ni desaparece el terror de no saber bailar con lo natural. El agua, la lluvia, los vientos y el calor del sol son los elementos de los que huyes presa de una muerte por desesperación.
Deja que viaje tu interior por todo el tiempo pasado, que aunque no tengas piernas con que desplazarte vas a ir mas lejos que quién te observa y por amor a todo lo compacto no te mates y te encierres en el recuerdo.
Nace de la piedra, por la grieta mayor, una mano que se dirige directamente a la barbilla de Angler. Algo le ha venido a la cabeza...
El recuerdo es el lugar más inocuo y puro que he encontrado en el transcurso del tiempo. Ha sido mi fuente de inspiración para soportar estoicamente el ataque de los elementos, con golpes cada vez mas soberbios y mas duros, Ya soy viejo para soportar. Golpes, digo, que iban descorazonando mi interior y ya me daba miedo que en vida pudieran sacar a la luz sin esfuerzo todo lo que tanto tiempo he ido, como tú, comprimiendo en el centro de lo que represento. Nunca me ha importado perder parte de las aristas, ni encontrar sucia alguna de mis caras. No he perdido los nervios después de observar como aparecía mi primera grieta, ni siquiera cuando ésta, se hacía mas grande, teniendo como inquilino al hielo del agua.
Su piedra se empieza a poner más brillante y opaca...
Pero encontrarme a punto de dejar de formar, parte del todo, de escupir de mi interior todo ese tiempo y ser respuesta al vándalo o al inoperante, entiende que eso es morir sin contribuir al espacio, es expresar nada en vida y eso es lo que me mata.
Por eso he decidido romperme y no contribuir a que otros inoperantes abusen de mi historia sin pagar un alto precio por mis servicios, que no son tan importantes, quizás, como los que prestan las piedras del niño de la espina y las piedras del Dios Vaco, o las tan mimadas piedras de la fuente de Hércules.
Angler, con voz dramáticamente romántica, dejó escapar sus últimas palabras...
Yo solo soy una piedra de la columna central de los soportales de la puerta principal de entrada a Palacio, título largo para sencilla tarea.
Solo soy parte de la muestra de la belleza en conjunto; pero piedra a piedra, solo mi interior dice.
Pero habla para el que escucha y no para el que observa. De ahí que sea solamente la leyenda quien acerque al curioso las verdades.
En este instante, lo que hacía que el venir de la mañana solo conociese los ruidos del ambiente, dejó paso a un ruido seco, que duró exactamente un segundo y que venía del interior de Angler
-Un largo silencio, separó a quienes se habían encontrado tan apretadamente juntas durante tantos años. Parecía que el convencimiento iba minando, cual cáncer, ambas piedras. Las mas bellas y mejor pulidas de toda la columna.
Entonces entre el atardecer del instante en el tiempo, se apercibió el sonido de una música de baile, que se supone hacía los honores a la piedra, a petición de la naturaleza en forma de cuchillo helado. Y entrando por la mayor de las grietas de Anglér, perforó el ser central; continente histórico, teniendo como testigo a su compañera Anclar.
Y así es como mueren las piedras de la historia, comentó Anclar, preparándose a recibir, por la mejor de sus grietas, la sabiduría contenida de Anglér que chorreante, tras su suicidio, y entre locuras prefirió donar a su compañera todos sus momentos y no regalarlos al azahar.
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